LIDIA / BRAVA
LIDIA
1. Introducción
Raza explotada no por una producción clásica sino por su carácter psicológico: La bravura, cualidad que define su comportamiento agresivo y que es el soporte de los festejos taurinos, con sus variadas manifestaciones, todas con profundo arraigo popular. El único carácter positivo que se consideró, fue su agresividad, menospreciando o ignorando los rasgos morfológicos y áreas geográficas, por lo que todos los troncos raciales de los bóvidos autóctonos debieron intervenir en la formación de la raza de lidia, como muestran sus caracteres étnicos.
Con estrictos criterios etnológicos no se podría considerar como una raza, ya que los caracteres y rasgos morfológicos aparecen mezclados y con marcada variabilidad entre unos individuos y otros, incluso el carácter común de la bravura tiene tan amplia gama de manifestaciones que dificulta alcanzar una fidelidad racial, no obstante, la raza de lidia es universalmente admitida como tal. Factores ambientales, zoológicos, sociológicos, culturales y artísticos han intervenido en la formación y moldeado de esta raza especial y diferente.
El proceso de selección y las exigencias del toreo moderno, han amortiguado las diferencias en cuanto a conformación y tipo, aunque persisten rasgos morfológicos y fanerópticos que delatan su origen plural. En la actualidad goza de un gran predicamento por la gran cantidad de festejos taurinos que se celebran y el reconocimiento social hacia los que se dedican a su crianza.
2. Origen e historia
Su origen se asimila con el de las demás agrupaciones étnicas de la península Ibérica, donde han intervenido todos los troncos raciales de los bóvidos autóctonos. Desde tiempos remotos existieron vacadas o piaras de bóvidos en cría extensiva, en pastos comunales o particulares, cuyo fin primordial era su aprovechamiento para trabajo y secundariamente para carne: Los bueyes fueron el producto perseguido, destinando a los festejos taurinos, los machos más indómitos y agresivos en el proceso de la doma. Existen referencias de estas costumbres en la época de los romanos y mucho más numerosas en la Edad Media.
En el siglo XVII ya existían vacadas dedicadas a producir reses de Lidia con reconocimiento y fama por la calidad y número de individuos destinados a festejos taurinos, siendo desde entonces cuando puede comenzar a hablarse de raza de Lidia, ya que comienzan a seleccionarse y producirse animales con esta única aptitud. Según los avances selectivos en determinadas zonas de cría, van adquiriendo fama los toros de determinadas procedencias. Así, se pueden mencionar tres zonas donde se asienta la población originaria que, por su independencia y base selectiva, dieron lugar a colectivos de Lidia con características más o menos diferenciadas que se han dado en llamar “castas fundacionales “ o troncos originarios de la raza de lidia. De ellas proceden las ganaderías actuales a través del desarrollo de núcleos endogámicos y cruzamientos, con intercambio frecuente de sementales, que ha sido la constante hasta nuestros días para ir consiguiendo el toro más adecuado a los usos y gustos de la lidia en cada momento.
Desde 1979, se halla catalogada por el MAPA como raza Autóctona de Fomento, creando este organismo el Libro Genealógico de la raza al año siguiente.
3. Distribución geográfica
La ganadería de Lidia, de inequívoca vocación extensiva debido a su comportamiento y conducta, necesita amplios espacios por lo que se asienta en terrenos marginales o inútiles para usos agrícolas, siendo su hábitat más adecuado las zonas de pastizales y monte, y como más característico la dehesa.
Está presente en gran parte del territorio nacional, aunque se acumula de manera significativa en el Centro, Noroeste, Extremadura y Andalucía, de climatología distinta pero con disponibilidad de terrenos adecuados para su cría.
Actualmente existen ganaderías de Lidia en 37 provincias, siendo la más importante en cuanto a número Salamanca con 188, seguida de lejos por Sevilla, Madrid, Cádiz y otras, no obstante, las ganaderías con más tradición y renombre se encuentran en apenas una docena de provincias. El censo actual se estima en 280.000 cabezas de las que 125.000 serían hembras reproductoras, que corresponden a 1.069 ganaderías repartidas en 13 Comunidades Autónomas: Andalucía 314, Castilla y León 246, Extremadura 121, Castilla-La Mancha 113, Madrid 92, Comunidad Valenciana 42, Aragón 47, Navarra 30, Cataluña 8, País Vasco 6, La Rioja 4, Murcia 2 y Baleares 1.
En otros países de la Unión Europea hay 35 ganaderías en Portugal y 3 en Francia.
4. Descripción de la raza
Con acusado dimorfismo sexual, se puede considerar al macho eumétrico, recto y mesomorfo, y a la hembra elipométrica, recta y braquimorfa.
Cabeza: Pequeña, cara corta, frente ancha, ojos prominentes, orejas pequeñas y móviles. Encornaduras en gancho, bien desarrolladas, con gran variabilidad en tamaño, dirección y color. La hembra es de cara alargada y frente estrecha, con encornaduras finas, muy desarrolladas.
Cuello: Musculoso y potente, más bien corto, con escasa papada y prominente morrillo. En la vaca aparece más largo, estrecho y débil.
Tronco: Cruz ancha, no destacada, tronco cilíndrico, dorso corto y vientre recogido. Pecho ancho y musculado, tórax profundo y costillas arqueadas. Grupa ligeramente inclinada y corta pero bien desarrollada y musculada, con cola larga y abundante borlón.
Extremidades: De altura media a corta, son vigorosas y de articulaciones fuertes con pezuñas pequeñas. Espalda amplia y musculosa, nalga musculosa y redondeada. Hembras con desarrollo muscular deficiente.
Capa: Aunque predomina la negra, aparece también una gran gama de coloraciones: cárdena, colorada, castaña, tostada, jabonera, berrenda, ensabanada, sarda y salinera. Se acompañan muchas veces de particularidades, dando todo ello a una variada terminología vulgar. Pelo generalmente corto y fino. Las mucosas suelen ser oscuras, aunque aparecen individuos con mucosas claras.
Formato: Pequeño, armónico y proporcionado, sin esqueleto destacado. Los machos alcanzan un peso medio de 500 kg. y las hembras de 300 kg.
5. Situación actual y perspectivas
Las Asociaciones de Criadores de Ganado Bovino de Raza Pura de Lidia son las responsables de la llevanza del Libro Genealógico de la raza, creado en 1980 y adaptado en 1990, existiendo en la actualidad cuatro asociaciones que agrupan distintas ganaderías: Unión de Criadores de Toros de Lidia, Asociación de Ganaderos de Lidia, Ganaderos de Lidia Unidos, y Agrupación Española de Ganaderos de Reses Bravas. La raza atraviesa un momento de esplendor por el incremento que ha experimentado su censo en los últimos años y por el gran número de festejos taurinos que se celebran, aunque se está produciendo una importante reducción cualitativa ya que algunas estirpes o encastes se están reduciendo de manera preocupante por imperativo de las exigencias de los profesionales taurinos, que rechazan el tipo de animales que les pueden incomodar con su comportamiento en la lidia. El MAPA, consciente del problema, está poniendo en marcha un programa para la conservación de encastes relevantes.
6. Productos de interés generados por la raza
Su aptitud singular y principal, basada en su comportamiento agresivo o bravura, esta orientada a los diferentes festejos taurinos o lidia, y aunque la bravura es una cualidad común a ambos sexo, el producto principal es el macho en corridas de toros, novilladas, becerradas y otros festejos, utilizándose acaso las hembras en festejos populares menores.
Los tipos de productos están regulados en el Reglamento de Espectáculos Taurinos donde se determina la edad, peso y demás características que han de reunir las distintas clases de animales según el festejo en que han de lidiarse. El destino final de todos los animales, tanto los que se lidian como los que van directamente al matadero como desecho o desvieje, es la producción cárnica para abastecimiento público, dando los toros lidiados un rendimiento alto, aproximándose del 60%, pero no ocurre lo mismo con el resto de animales cuyas cualidades carniceras son deficientes. Si la calidad de la carne de las reses lidiadas puede ponerse en entredicho, como carnes fatigadas, la carne procedente de animales de desecho tiene excelente calidad como producida en condiciones naturales, cuestión sobre la que se están realizando estudios, por la importancia que tiene su producción y su repercusión en la economía de la empresa ganadera.
Finalmente, el toro genera un movimiento económico muy importante a través de los festejos taurinos, de los que dependen numerosísimos puestos de trabajo directos o indirectos.
1. Introducción
Raza explotada no por una producción clásica sino por su carácter psicológico: La bravura, cualidad que define su comportamiento agresivo y que es el soporte de los festejos taurinos, con sus variadas manifestaciones, todas con profundo arraigo popular. El único carácter positivo que se consideró, fue su agresividad, menospreciando o ignorando los rasgos morfológicos y áreas geográficas, por lo que todos los troncos raciales de los bóvidos autóctonos debieron intervenir en la formación de la raza de lidia, como muestran sus caracteres étnicos.
Con estrictos criterios etnológicos no se podría considerar como una raza, ya que los caracteres y rasgos morfológicos aparecen mezclados y con marcada variabilidad entre unos individuos y otros, incluso el carácter común de la bravura tiene tan amplia gama de manifestaciones que dificulta alcanzar una fidelidad racial, no obstante, la raza de lidia es universalmente admitida como tal. Factores ambientales, zoológicos, sociológicos, culturales y artísticos han intervenido en la formación y moldeado de esta raza especial y diferente.
El proceso de selección y las exigencias del toreo moderno, han amortiguado las diferencias en cuanto a conformación y tipo, aunque persisten rasgos morfológicos y fanerópticos que delatan su origen plural. En la actualidad goza de un gran predicamento por la gran cantidad de festejos taurinos que se celebran y el reconocimiento social hacia los que se dedican a su crianza.
2. Origen e historia
Su origen se asimila con el de las demás agrupaciones étnicas de la península Ibérica, donde han intervenido todos los troncos raciales de los bóvidos autóctonos. Desde tiempos remotos existieron vacadas o piaras de bóvidos en cría extensiva, en pastos comunales o particulares, cuyo fin primordial era su aprovechamiento para trabajo y secundariamente para carne: Los bueyes fueron el producto perseguido, destinando a los festejos taurinos, los machos más indómitos y agresivos en el proceso de la doma. Existen referencias de estas costumbres en la época de los romanos y mucho más numerosas en la Edad Media.
En el siglo XVII ya existían vacadas dedicadas a producir reses de Lidia con reconocimiento y fama por la calidad y número de individuos destinados a festejos taurinos, siendo desde entonces cuando puede comenzar a hablarse de raza de Lidia, ya que comienzan a seleccionarse y producirse animales con esta única aptitud. Según los avances selectivos en determinadas zonas de cría, van adquiriendo fama los toros de determinadas procedencias. Así, se pueden mencionar tres zonas donde se asienta la población originaria que, por su independencia y base selectiva, dieron lugar a colectivos de Lidia con características más o menos diferenciadas que se han dado en llamar “castas fundacionales “ o troncos originarios de la raza de lidia. De ellas proceden las ganaderías actuales a través del desarrollo de núcleos endogámicos y cruzamientos, con intercambio frecuente de sementales, que ha sido la constante hasta nuestros días para ir consiguiendo el toro más adecuado a los usos y gustos de la lidia en cada momento.
Desde 1979, se halla catalogada por el MAPA como raza Autóctona de Fomento, creando este organismo el Libro Genealógico de la raza al año siguiente.
3. Distribución geográfica
La ganadería de Lidia, de inequívoca vocación extensiva debido a su comportamiento y conducta, necesita amplios espacios por lo que se asienta en terrenos marginales o inútiles para usos agrícolas, siendo su hábitat más adecuado las zonas de pastizales y monte, y como más característico la dehesa.
Está presente en gran parte del territorio nacional, aunque se acumula de manera significativa en el Centro, Noroeste, Extremadura y Andalucía, de climatología distinta pero con disponibilidad de terrenos adecuados para su cría.
Actualmente existen ganaderías de Lidia en 37 provincias, siendo la más importante en cuanto a número Salamanca con 188, seguida de lejos por Sevilla, Madrid, Cádiz y otras, no obstante, las ganaderías con más tradición y renombre se encuentran en apenas una docena de provincias. El censo actual se estima en 280.000 cabezas de las que 125.000 serían hembras reproductoras, que corresponden a 1.069 ganaderías repartidas en 13 Comunidades Autónomas: Andalucía 314, Castilla y León 246, Extremadura 121, Castilla-La Mancha 113, Madrid 92, Comunidad Valenciana 42, Aragón 47, Navarra 30, Cataluña 8, País Vasco 6, La Rioja 4, Murcia 2 y Baleares 1.
En otros países de la Unión Europea hay 35 ganaderías en Portugal y 3 en Francia.
4. Descripción de la raza
Con acusado dimorfismo sexual, se puede considerar al macho eumétrico, recto y mesomorfo, y a la hembra elipométrica, recta y braquimorfa.
Cabeza: Pequeña, cara corta, frente ancha, ojos prominentes, orejas pequeñas y móviles. Encornaduras en gancho, bien desarrolladas, con gran variabilidad en tamaño, dirección y color. La hembra es de cara alargada y frente estrecha, con encornaduras finas, muy desarrolladas.
Cuello: Musculoso y potente, más bien corto, con escasa papada y prominente morrillo. En la vaca aparece más largo, estrecho y débil.
Tronco: Cruz ancha, no destacada, tronco cilíndrico, dorso corto y vientre recogido. Pecho ancho y musculado, tórax profundo y costillas arqueadas. Grupa ligeramente inclinada y corta pero bien desarrollada y musculada, con cola larga y abundante borlón.
Extremidades: De altura media a corta, son vigorosas y de articulaciones fuertes con pezuñas pequeñas. Espalda amplia y musculosa, nalga musculosa y redondeada. Hembras con desarrollo muscular deficiente.
Capa: Aunque predomina la negra, aparece también una gran gama de coloraciones: cárdena, colorada, castaña, tostada, jabonera, berrenda, ensabanada, sarda y salinera. Se acompañan muchas veces de particularidades, dando todo ello a una variada terminología vulgar. Pelo generalmente corto y fino. Las mucosas suelen ser oscuras, aunque aparecen individuos con mucosas claras.
Formato: Pequeño, armónico y proporcionado, sin esqueleto destacado. Los machos alcanzan un peso medio de 500 kg. y las hembras de 300 kg.
5. Situación actual y perspectivas
Las Asociaciones de Criadores de Ganado Bovino de Raza Pura de Lidia son las responsables de la llevanza del Libro Genealógico de la raza, creado en 1980 y adaptado en 1990, existiendo en la actualidad cuatro asociaciones que agrupan distintas ganaderías: Unión de Criadores de Toros de Lidia, Asociación de Ganaderos de Lidia, Ganaderos de Lidia Unidos, y Agrupación Española de Ganaderos de Reses Bravas. La raza atraviesa un momento de esplendor por el incremento que ha experimentado su censo en los últimos años y por el gran número de festejos taurinos que se celebran, aunque se está produciendo una importante reducción cualitativa ya que algunas estirpes o encastes se están reduciendo de manera preocupante por imperativo de las exigencias de los profesionales taurinos, que rechazan el tipo de animales que les pueden incomodar con su comportamiento en la lidia. El MAPA, consciente del problema, está poniendo en marcha un programa para la conservación de encastes relevantes.
6. Productos de interés generados por la raza
Su aptitud singular y principal, basada en su comportamiento agresivo o bravura, esta orientada a los diferentes festejos taurinos o lidia, y aunque la bravura es una cualidad común a ambos sexo, el producto principal es el macho en corridas de toros, novilladas, becerradas y otros festejos, utilizándose acaso las hembras en festejos populares menores.
Los tipos de productos están regulados en el Reglamento de Espectáculos Taurinos donde se determina la edad, peso y demás características que han de reunir las distintas clases de animales según el festejo en que han de lidiarse. El destino final de todos los animales, tanto los que se lidian como los que van directamente al matadero como desecho o desvieje, es la producción cárnica para abastecimiento público, dando los toros lidiados un rendimiento alto, aproximándose del 60%, pero no ocurre lo mismo con el resto de animales cuyas cualidades carniceras son deficientes. Si la calidad de la carne de las reses lidiadas puede ponerse en entredicho, como carnes fatigadas, la carne procedente de animales de desecho tiene excelente calidad como producida en condiciones naturales, cuestión sobre la que se están realizando estudios, por la importancia que tiene su producción y su repercusión en la economía de la empresa ganadera.
Finalmente, el toro genera un movimiento económico muy importante a través de los festejos taurinos, de los que dependen numerosísimos puestos de trabajo directos o indirectos.